Melodía
En teoría
musical, una melodía, también llamada un tono, una voz o una línea, son una
serie de eventos lineales sonoros o una sucesión, pero no una simultaneidad
como es el caso de los acordes. Sin embargo, esta sucesión debe contener
cambios de algún tipo y ser percibida como una sola entidad (posiblemente
Gestalt) para ser llamada melodía. Más específicamente esta incluye patrones de
cambios de tonalidades y de duraciones, mientras que de una forma más
generalizada incluye algún patrón de cambios de eventos o de calidad.
El cambio es
necesario para los eventos que son entendidos como relacionados o no
relacionados. Usualmente, las melodías constan de una o más frases musicales,
es decir "motivos", y son por lo general, se encuentran repetidas a
lo largo de una canción o pieza, en varias formas.
Las melodías,
contrapuestas al acompañamiento, pueden ser descriptas también, por su
movimiento melódico o por sus tonalidades, o por los intervalos entre tonos
(predominantemente conjuntos o disjuntos o con mayores restricciones), o el
registro de tono, la tensión y la liberación, la continuidad y la coherencia,
la cadencia y la forma.
En una
definición más específica, aplicable al período de práctica común y a la música
popular, una melodía puede contrastarse con el acompañamiento o la armonía que
esta provee. Como supone el acompañamiento, la misma debe entenderse como el
centro de atención, con otras partes que proveen un fondo musical. “Los elementos esenciales de cualquier
melodía son, la duración, la tonalidad, y la calidad (timbre, textura y
matices)”.
Las melodías,
mayormente las de la música europea, que fueron escritas antes del siglo XX, se
caracterizan por presentar “eventos recurrentes, usualmente periódicos, dentro
de todos los niveles estructurales” y “la recurrencia de duraciones y patrones
de duraciones”, dichas características son también importantes en la música del
siglo XX.
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