CARACTERÍSTICAS DE LOS INSTRUMENTOS
Instrumentos de cuerda
Los instrumentos de cuerda son de lo más numeroso en la
orquesta, sin embargo en ellos también hay divisiones entre los de cuerda
frotada, cuerda pulsada, y cuerda percutida.
En los instrumentos de cuerda es importante mencionar su historia,
puesto que en ellos recae gran peso en una orquesta.
Se piensa que el primer instrumento de cuerda creado pudo
ser un arco para lanzar flechas, al darse cuenta que al punzar la cuerda
producía sonido y de igual manera que entre más grande la cuerda sería más
grave y entre más pequeña el sonido sería agudo.
Otro día alguno de esos hombres primitivos se daría cuenta
de que tocando las cuerdas del Arco, al lado de un objeto hueco, se producía
una amplificación del sonido, y así se inventó la caja de resonancia que se
pondría al “ARPA” o a la “LIRA”, o a lo que fuese, unas veces a base de emplear
una concha de tortuga, otras una simple caja, etcétera.
Esos instrumentos fueron evolucionando, y en algunos lugares
se desarrollaron de una manera, y en otros de otra. Unos eran de cuerda pulsada
(el “ARPA”, la “LIRA”, el “LAÚD”, etc.), otros golpeados en plan percusión
(como el “SALTERIO”), y otros de cuerda frotada (como el “CROUTH” o “ROTTA
FROTADA”) que no era más que una “Cítara” cuyas cuerdas sonaban por frotación
con un Arco. Luego aparecieron la “VIELLE”, la “GIGA”, el “RABEL”, etc., que
fueron dando paso a lo que hoy son los instrumentos de cuerda frotada de la
orquesta; esto es, Violín, Viola, Violonchelo, y Contrabajo.
Cuerda Frotada
Dentro de la familia de la cuerda en la orquesta, el
instrumento más numeroso es el “Violín”, que dentro de la orquesta se divide en
violines primeros y violines segundos.
El Violín es descendiente del “Rabel”,
de la “Viola da Braccio” (porque había otras que eran más grandes, y esas eran
las “da Gamba”; o sea, que se tocaban apoyándolas entre las piernas), y de la
“Lira da Braccio”. La simbiosis entre estos tres instrumentos para dar lugar al
Violín, el rey de la cuerda frotada, aparece ya en plan prototipo (conjuntamente
con la “Viola” o el “Violonchelo”) en la primera mitad del Siglo XVI.
Vamos a entrar ahora en las características del Violín, y en
las técnicas que se emplean para tocarlo (que suelen ser comunes a los otros
instrumentos de cuerda frotada de la orquesta). Empezaré por decir que el
Violín es el más pequeño de la familia de la cuerda, por lo tanto el de sonido
más agudo, como los demás instrumentos de cuerda frotada de la orquesta posee
cuatro cuerdas que pasan por un puente curvado y que se tocan apretándolas
sobre un mástil, brazo, mango, con bastidor que carece de trastes (o sea, que
es liso) y también curvado, para que con el Arco se pueda tocar individualmente
cada cuerda.
El Arco está compuesto por numerosas piezas, y sus cientos
de cerdas son de crin de caballo que se frotan con resina.
Tocar “staccato” es tocar destacando, separando, unas notas
de otras). Si con el Arco se salta sobre las cuerdas se dice que se está
tocando “spicatto”. La palabra “detachè” se emplea para expresar la técnica de
tocar “staccato” siendo notas separadas pero utilizando toda la extensión del
Arco. “Sul tasto” significa tocar con el Arco sobre el brazo o mástil del
Violín, lo que produce sonidos más aterciopelados. Otra técnica se llama tocar
“sul Ponticello” que se refiere a tocar cerca del puentecillo sobre el que se
apoyan las cuerdas, entre el cordal que sujeta las cuerdas y el mástil. Estas
son unas de muchas otras técnicas utilizadas en el violín.
Los Violines (el grupo más numeroso de instrumentos de la
orquesta) está dividido, a su vez, en dos grupos: Violines primeros y Violines
segundos. Ambos grupos pueden tocar la misma melodía al unísono, o pueden tocar
dos melodías diferentes, aunque generalmente quienes llevan la voz cantante son
los Violines primeros, siendo los segundos quienes pueden hacerles el
contrapunto, una segunda voz, o un mero acompañamiento armónico o rítmico.
La viola
Aumentamos un poco el tamaño y bajamos un poco hacia el
grave para encontrarnos con la Viola, que tiene el mismo origen que el Violín.
Aunque ya en 1536 una pintura de Gaudenzio Ferrari mostraba
el Violín, la Viola, y el Violonchelo, tocando juntos, no es hasta cien años
más tarde (en la segunda mitad del Siglo XVII) cuando grandes “Luthieres” de
Cremona como Stradivarius, Amati, o Guarnerius, establecieron ya los modelos y
formas definitivas de la actual familia de la cuerda frotada de la orquesta. La
Viola es algo mayor que el Violín, y por lo tanto un poco más grave.
También se
toca apoyada sobre el hombro y sujetada por el lado izquierdo del mentón. Como
los otros instrumentos de cuerda frotada, o Arco, de la orquesta, tiene 4
cuerdas afinadas una quinta más baja que las del Violín, y asimismo los
detalles técnicos, ya enunciados antes, referidos al Violín, son aplicables a
los otros tres instrumentos de Arco.
El violonchelo
Es un instrumento, que como los dos anteriores, proviene de
la familia de las antiguas Liras de Arco del Siglo X, y luego de las Violas del
Siglo XV, más concretamente de las Violas más grandes y que se tocaban apoyadas
entre las piernas; o sea, la familia de las Violas da Gamba que tenían más
cuerdas, trastes en el brazo o mástil, pero menor sonoridad.
El Violonchelo al
principio se tocaba como la Viola da Gamba, apoyándolo entre las piernas, pero
más tarde se le dota de una “pica” para apoyarlo ya en el suelo.
Durante mucho tiempo rivalizaron la Viola da Gamba y el
Violonchelo, pero poco a poco éste le gana el terreno por su mayor sonoridad, y
se puede decir que ya a mediados del Siglo XVIII, la Viola da Gamba ha perdido
por completo la batalla a favor del Violonchelo.
El contrabajo
Es el instrumento de Arco más grande, y por lo tanto, más grave,
normalmente tiene 4 cuerdas, pero también nos podemos encontrar con alguno de
5.
Aparece ya en el
Siglo XVII como un instrumento derivado del Violone o bajo de la familia de las
Violas da Gamba.
A partir de 1750 entra a formar parte habitual de la
orquesta, y en el período clásico normalmente doblando a los Chelos; es decir,
tocando lo mismo que ellos pero una octava más baja. Ya en el Siglo XIX su
escritura se haría independiente de la de los Violonchelos.
Actualmente tiene variantes en cuanto a ejecución, puesto que se toca con arco y también únicamente con los dedos, esta ultima generalmente es en la música popular o jazz.
Cuerda pulseada
En esta división no hay mucha variedad, es en donde al instrumento se le provoca el sonido mediante una pulsación, principalmente con los dedos, o bien se realiza con un aparato especial como en el caso del clavecín.
Los instrumentos utilizados en la orquesta que se encuentran en esta clasificación es el arpa, sin embargo se recuerda al ya mencionado clavecín, y la guitarra también es parte de estos instrumentos.
Cuerda percutida
El piano
Forma
parte de los instrumentos de cuerda, en este caso, percutida, y de un grupo de
instrumentos de teclado poco usuales en la orquesta, integrados por el Piano,
la Celesta, y el Timbre, que es una especie de “ Carillón” tocado a través de
un teclado y que es el menos empleado.
El piano proviene del “Clavicordio”. Lo inventó Bartolomeo
Cristofori hacia 1709, llamándolo “Gravicémbalo col piano e forte” ya que al
contrario de los “Claves” podía ser tocado fuerte y piano con un mecanismo “escape”
que hace que el macillo vuela a su posición inicial tras haber golpeado la
cuerda
Instrumentos de viento-madera
La flauta
¿Cuáles fueron los comienzos de la Flauta, y en general, de
los instrumentos de viento? Como lo de la caña no ha sobrevivido por ser de un material
poco perdurable, nos tenemos que remitir únicamente a lo que ha llegado hasta
nosotros.
Sabemos que tanto los hebreos como los sumerios y
egipcios, tres mil años antes de Cristo tenían flautas rectas y traveseras.
Más tarde, los griegos, tañían el “Syrinx” (una Flauta recta), y la Flauta de
Pan (que estaba hecha de 5 a 13 tubos de caña, unidos por cordeles, y que es
del estilo de la “Quena” sudamericana, o la típica “Flauta” que utilizaban los
afiladores).
Ya en la Edad Media se toca la Flauta recta (“Dulce” o “de Pico”)
procedente de Gran Bretaña, y la Travesera que procedía de los países árabes y
había llegado hasta Alemania.
En el Renacimiento, las Flautas de Pico son de
diferentes tamaños. Las más grandes necesitaban unas palancas con tapones de
cuero para tapar los agujeros. Las más pequeñas se llamaban Flautines o
Piccolo.
Hay que decir que las Traveseras apenas se utilizaban en esta época. Y
llegamos al Barroco (Siglo XVII y primera mitad del XVIII). Las Flautas rectas
(de Pico) luchan contra el avance incontenible de las Traveseras, aunque ambas
coexistan durante casi todo este período. La Travesera aún es de madera, pero
se le van incorporando llaves. Por ejemplo, Vivaldi, compone (como otros
muchos) para ambos tipos de flauta (recta de Pico, o Dulce y Travesera) Al
final vence la Flauta Travesera, y en el Clasicismo (aproximadamente 1750-1810)
ya prácticamente no se usa la Flauta de Pico y se construyen las primeras
Flautas Traveseras metálicas (también con llaves), y la Flauta forma ya parte,
de manera habitual, de la orquesta clásica.
En pleno Romanticismo (en 1846), Theobald Boehm perfecciona
la Flauta Travesera con unos cuantos avances técnicos, con lo que ya se llega
prácticamente a la Flauta Travesera actual. En la orquesta (dentro del
Viento-Madera) generalmente hay dos miembros de la familia de la Flauta
Travesera: el más pequeño y agudo, “Flautino o Piccolo”, y la Flauta
propiamente dicha.
Luego están la contralto (en Sol) y la bajo (en Do Bajo) que generalmente no forman parte de la orquesta. Como toda la familia de la flauta, ésta se toca soplando por la embocadura u orificio practicado en una parte del tubo, colocando los labios sobre esta embocadura de manera que el aire choque contra su arista, provocando así el sonido cuyas ondas viajan a través del tubo.
Luego están la contralto (en Sol) y la bajo (en Do Bajo) que generalmente no forman parte de la orquesta. Como toda la familia de la flauta, ésta se toca soplando por la embocadura u orificio practicado en una parte del tubo, colocando los labios sobre esta embocadura de manera que el aire choque contra su arista, provocando así el sonido cuyas ondas viajan a través del tubo.
El oboe
Tiene el mismo origen
que los demás instrumentos de madera que veremos más adelante, pero en la
Grecia Antigua se empareja con el antecedente del Clarinete; es decir, el “Aulós”.
Había Aulós de
lengüeta simple (o sea, una sola caña) y otros de lengüeta doble (dos cañas).
La “caña” es un trocito muy fino de caña, que se inserta en la lengüeta para
hacerla vibrar cuando se sopla, y esas vibraciones luego recorren el tubo del
instrumento.
Pues bien, el Aulós, antecedente
del Oboe, tenía dos tubos que convergían en una sola lengüeta de doble caña.
Este es un
instrumento muy representado en vasijas de aquellos tiempos.
En la Edad Media el
descendiente del Aulós se llamaría “Chalemie”, de origen oriental, y en el
Renacimiento nos lo encontramos de muchos tipos y con muchos nombres: “Chalumó”,
“Piffera”, “Cromorno”, “Orlo”, “Racket”. Y otros de mayor volumen que dieron
lugar a los Fagores, como el “Bajón” o la “Bombarda”.
A finales del
Renacimiento el nombre que va ganando la batalla a los demás; “Cromorno”, “Piffera”,
“Chalumó”, “Racket”, “Orlo”, etc., era el de Oboe, para cualquier instrumento
no demasiado grande (como el “Bajón” o la “Bombarda”) y que fuera de lengüeta
doble o doble caña.
Esta doble caña iba
recubierta, estaba tapada (por así decirlo) por un capuchón o cápsula, que no
permitía a los labios entrar en contacto directo con la doble caña.
Pues bien, a mediados
del Siglo XVII nace el Oboe casi casi tal y como lo conocemos hoy. Ese
antecedente inmediato del Oboe no tenía todavía las “llaves” que tiene el Oboe,
pero ya se le quitó la cápsula que encerraba la boquilla con la lengüeta de
doble caña (dos cañas puestas juntas y apretadas una contra la otra). Y así, la
doble caña se introduce en la boca, permitiendo a los labios presionarla, de
manera que ya se podían obtener mejores sonidos.
En 1657 (según las
crónicas) se toca un Oboe por primera vez en público. Lo toca Jean Hotteterre,
y el Oboe es admitido también en la Corte del rey francés Luis XIV “Le Roi
Soleil”. Después el Oboe (en pleno Barroco) causó furor en Inglaterra y se hizo
muy popular en toda Europa.
En el
Barroco existen dos tipos más de Oboe; el Oboe d’amore, y el Oboe da caccia,
que es igual al “d’amore” pero con un registro más bajo. Estos diferentes tipos
de Oboe dependían de su tamaño o de su forma. El Oboe normal, terminaba y termina en forma de trompeta.
Los otros
dos terminaban en forma de pera. Tanto el Oboe “d’amore” como el “da caccia” desaparecerían
más tarde, pero al de “da caccia” (hacia 1760) se le curbó el tubo metálico que
terminaba en la doble lengüeta, y a partir de ahí se le llamó “Corno Inglés”
(no se sabe muy bien por qué) y nos lo encontramos en muchas obras dentro de la
orquesta sinfónica.
En el
Clasicismo, al Oboe se le dota de un mayor número de “llaves”, y así entra a
formar parte tanto en la orquesta de cámara como en la sinfónica, junto a los
otros instrumentos de Viento-Madera; es decir, Flauta, Clarinete, y Fagot, si
bien el Clarinete tardaría un poco más que los otros en incorporarse. De todas
formas el Oboe en el Clasicismo pierde fuerza como instrumento solista, si bien
hay compositores, como Mozart, que sí escribieron (aunque en el caso de éste
sólo fuera uno) conciertos para Oboe solista y orquesta.
La lengüeta
doble del Oboe está formada por dos trozos finos de caña, superpuestos, que al
soplar, chocan el uno contra el otro haciendo vibrar la columna de aire que
está dentro del tubo cónico, y que generalmente está hecho de madera de ébano. La
doble caña se sujeta a un pequeño tubo metálico llamado “tudel”, y éste está
insertado en un corcho que luego encaja en el tubo del Oboe. Si quitamos toda
esa pieza (el corcho con el tudel y la doble lengüeta) y la soplamos fuera del
tubo, el sonido que se produce es absolutamente agudo y estridente.
Y al
insertar la pieza en el tubo ya tenemos apresadas esas ondas sonoras, y las
podemos domesticar dentro del cuerpo del Oboe cambiando aquel sonido estridente
y salvaje por otro menos agudo y más aterciopelado, característico de este
instrumento.
El clarinete
Los orígenes más
remotos del Clarinete son los mismos que en los demás instrumentos de Viento.
Luego, los de madera, se fueron separando de los de metal, desde el momento en
que el hombre empezó a fabricar imitaciones hechas de metal de los cuernos de
animales.
Estos instrumentos
evolucionan (aunque siempre tienen poco sonido) y en el Renacimiento ya nos
encontramos con un instrumento en Francia llamado “Chalumeau”, de lengüeta
simple, y que tiene diferentes tamaños y tesituras. El Chalumeau tiene un
sonido dulce y muy parecido al Clarinete, pero menos incisivo y de menor volumen.
A finales del Siglo XVII,
en Alemania, un tal Johann Christophe Denner (que vivió entre 1655 y 1707) perfecciona
el Chalumeau francés, lo modifica, y él mismo, asombrado, exclamó la célebre
frase: “He inventado el Clarinete….¡Qué tío soy!” Le llamó Clarinete porque sus
sonidos agudos le recordaban al de la Trompeta, llamada en italiano “Clarino”.
¿Y en qué consistió
la importantísima modificación de Denner? Fundamentalmente en quitarle al
Chalumeau una cápsula que llevaba para cubrir la lengüeta, y con ello hizo que
uno de los labios (al principio, el superior) entrara en contacto directo con
la caña, mientras el otro apretaba o se apoyaba en el pico. De esta forma, esa presión
de uno de los labios sobre la lengüeta, permitía que se produjeran sonidos
armónicos, que anteriormente no se producían. Mozart escuchó por primera vez
Clarinetes en una orquesta en Mannheim, se quedó absolutamente
conmocionado porque además, el Clarinete era uno de sus instrumentos
favoritos.
Desde que Denner
construyera el primer Clarinete, se fue perfeccionando este instrumento,
dotándole cada vez de más llaves y alargando poco a poco el tubo para poder llegar
a notas más graves.
Así llegamos a 1812,
cuando el ruso Iván Müller, crea un clarinete con 13 “llaves” y este Clarinete
se perfecciona más tarde por Klosé, que le aplicó el sistema que Boehm había
aplicado a la Flauta.
El Clarinete más normal
empleado en las orquestas es el Clarinete en Si Bemol.
El segundo más habitual
de la familia de los Clarinetes es el Clarinete Bajo, que lógicamente es más grande
(bastante más grande) que el Clarinete normal. Tanto, que se tiene que tocar apoyado
en el suelo, con una varilla o pica metálica.
En realidad, por su
forma, se parece más a un Saxofón que a un Clarinete. Como toda la familia de
Clarinetes, es de lengüeta simple, una sola caña que se fija a la boquilla, por
donde se sopla.
El fagot
El origen del Fagot es el mismo que el del Oboe, por ser
también un instrumento de lengüeta doble, o doble caña. No sólo el origen es el
mismo que el del Oboe, sino que su vida estuvo ligada a ese instrumento casi
hasta el Barroco. Así que todo lo que se dijo del Oboe en la Grecia clásica lo
del Aulós de lengüeta doble, en la mayoría de los casos con dos tubos
convergentes en la lengüeta, en la boca del instrumentista, etc., vale también
para el Fagot. Todavía durante la Edad Media no se separa al Fagot de la
familia de los Oboes.
Pero ya en el Renacimiento comienza a distinguirse como
un instrumento diferente a esa familia. Al más grave de la familia del Oboe,
que todavía no se llamaba así, Oboe, sino que tenía muchos nombres como
“Chalumó”, “Piffera”, “Cromorno”, “Orlo Racket”, etc., pues como decía, al más
grave (y por lo tanto, más grande) de esos instrumentos, llamados “Bajón” o
“Bombarda”, ya se le iba distinguiendo como un instrumento independiente de los
demás.
Su longitud era de unos tres metros, curvado sobre sí mismo en forma de
“U”. Ese tubo se va uniendo, hasta que en el Fagot son ya dos tubos de igual
longitud, pero juntos y comunicados en su base, formando así una sola pieza. A
esa pieza va insertado un tubo metálico en forma de “S” llamado tudel, que
termina en una lengüeta doble (o con doble caña, dos cañas juntas, como en el
Oboe).
A comienzos del Siglo XVII se inventa un Fagot más grande (y por lo
tanto más grave) que se llama Contrafagot.
Sólo a partir de 1750 (o sea, a finales
del período Barroco) los constructores de instrumentos se interesan en serio
por el Fagot, lo dotan de más agujeros y de más llaves, y el Fagot se incorpora
a veces a la orquesta, formando parte del continuo, doblando al Contrabajo. El
“continuo” es un grupo de instrumentos, que en la orquesta Barroca van llevando
el ritmo y la base armónica de la obra. Algo así como el Bajo eléctrico, la
Batería, y la Guitarra rítmica en un grupo pop
Uno de los compositores que compuso más conciertos para
Fagot, como solista, fue Antonio Vivaldi, explotando todos los recursos del
Fagot: agilidades, rapidez, registro agudo y cantarín, etc.)
En el Clasicismo, el Fagot normalmente ya forma parte de la
orquesta como miembro del Viento-Madera, y muchas veces se emplean 2 Fagots.
Como solista, verdaderamente “el abuelo de la orquesta”….o
(como dicen otros) “el payaso de la orquesta” (por su facilidad para hacer
notas rápidas en “stacatto” y graves, que a veces pueden resultar cómicas o divertidas),
pues, como solista, no es que se le emplee mucho, y un compositor que sí se
acordó del Fagot fue Mozart.
Y en esta “breve historia”del Fagot llegamos al Siglo XIX, al
Romanticismo.
El Fagot se perfecciona con la inclusión de alguna que otra
llave y válvula más, pero el Fagot (como los demás instrumentos más graves de
la orquesta) sigue sin ser considerado como un instrumento solista, salvo en contadas
ocasiones. Sobre todo, en los movimientos lentos, el Fagot es explotado en su
registro agudo, que puede cantar con un sonido cálido y bellísimo.
Instrumentos viento-metal
La trompeta
Los antecedentes de
todos los instrumentos de Viento Metal son los mismos. En la Prehistoria se
supone que a alguno de nuestros insignes antepasados se le ocurrió soplar por
el extremo (algo roto) del cuerno de un animal, y produjo un sonido potente y
denso. Claro, que lo mismo pudo ocurrir con una caracola u otra cosa similar.
Más tarde, en la Edad de los Metales, imitaron en bronce la forma de los
cuernos. Estas imitaciones las harían de diferentes tamaños; más estrechas, más
largas, etcétera, de manera que podrían también hacer melodías primarias y
sencillas. Los egipcios las trompetas las construían
incluso de plata, como una encontrada en la tumba de Tutankamon. Los celtas
tocaban el “Karnix”, que eran cuernos de buey. Los hebreos y los griegos
tenían también sus antecedentes de la Trompeta. En Roma tenían la “Boccina” (en
forma de “C”) y el “Litus” (en forma de “I”)
En el Siglo XI se
alargan las Trompetas romanas y se hacen rectas, por la influencia que tuvo el
contacto con los árabes, tanto en las cruzadas como en España. Se llamaban en
Francia “Trompetas sarracenas” y eran esas Trompetas que vemos en las
películas, tocando en las almenas de los castillos, en los torneos, etc. Como
estas Trompetas generalmente se reservaban a la nobleza, llevaban colgando el
estandarte con las armas del noble en cuestión.
En Italia, en 1240, ya se
conocían dos tipos de Trompeta, una llamada “Trombetta” (de madera y pequeña) y
otra (más grande y de metal) llamada “Bocina” (derivado de la “Boccina”
romana). Hacia finales de la Edad Media, la “Bocina” se pliega para hacerse más
manejable, y comienza a tener ya la forma de la Trompeta actual. De momento era
una Trompeta natural, sin ningún elemento que le permitiera cambiar de sonido,
y sólo se podía cambiar a base de pulmones, manejo de los labios, etcétera.
Pero también hay una especie de Trompeta llamada “Corneto”, hecha de marfil y
algo curvada, con un sonido aterciopelado, cuya familia tiene diferentes
tamaños.
Hacia 1500 se distingue entre Trompetas largas (para usos militares,
para fiestas, ceremonias, etc.) y pequeñas (en España llamadas “Clarines”), que
se utilizaban para fines más artísticos. En general había de diversos tipos,
incluso algunas dotadas con varas, como los “Sacabuches” (Trombones de la
época). Y llegamos al Barroco.
En el Siglo XVIII se suele tocar más el “Clarín”
(o “Trompeta piccola”) por su sonido más agudo y brillante.
La Trompeta (a pesar de que se le aplican algunos avances, comprobados
antes en las Trompas) siguen siendo Trompetas naturales (sin pistones), por lo
que todas las notas se hacen a través de pulmones, labios, manos, pies,
orejas….en fin, con todo lo que se pueda.
Y a pesar de los avances en la música, que se hace cada vez
más compleja, esto sigue siendo así hasta el Siglo XIX.
A comienzos del Siglo XIX se logran unas Trompetas con cinco
llaves, que puede dar una escala cromática (por semitonos y no sólo por tonos).
Pero como el sonido no estaba muy conseguido, se siguen prefiriendo las Trompetas
que tenían unas pequeñas varas para modificar algunos sonidos, con lo que los
trompetistas continuaban siendo unos auténticos héroes tocando obras
complicadas como las que tocaban.
Con los adelantos aplicados a la Trompa por Bluhmel y Stölzel,
a la “Trompeta se le dota de pistones en 1835, con lo que ya se puede hacer la
escala cromática, sin perder sonido, y por lo tanto, se puede modular y hacer todo
lo que hacen otros instrumentos, como por ejemplo los de cuerda.
La Trompa es ese instrumento de Viento-Metal (de cobre) compuesto
básicamente con un tubo enrollado (un tubo que mide alrededor de cuatro metros)
terminado en una campana, o pabellón. Se toca soplando en una boquilla cónica y
tiene (desde la primera mitad del Siglo XIX) unas llaves, pistones, o cilindros,
que pueden ser tres o cuatro.
Se toca sujetándola hacia abajo con la mano izquierda en los
pistones, y con la mano derecha dentro de la campana para poder variar el
sonido.
Ya vimos el origen de todos los instrumentos de Viento-Metal
del que participa también (por lo tanto) la Trompa. Así, uno de los más antiguos
antecedentes de la Trompa pudo ser la caracola marina, y también los cuernos.
En la Edad de los Metales el hombre imitó, en bronce, la forma
de los cuernos, dándoles el tamaño y el grosor que hiciera falta, para que cada
cuerno de bronce diera una nota diferente a los demás.
En los países nórdicos se imitaron en metal los colmillos de
los mamuts, supongo que no serían del mismo tamaño, claro (porque si no, para
colocar aquello dentro de la gruta o poblado, o lo que fuera, se tendría que
salir toda la tribu a la intemperie).
En Roma aquellos cuernos de bronce ya se
conocieron con el original nombre de “Cornu”, y estaban destinados a ser
tocados en los ejércitos. Eran semicirculares, y tenían un travesaño que
utilizaban para apoyarlo en el hombro, y que tanto hemos visto en los desfiles
de soldados en las películas de romanos.
Es en la Edad Media cuando aparecen
los famosos “olifantes”. Venían de oriente y eran colmillos de elefantes que
podían tener boquillas de metal para que los labios del soplador no se quedaran
como los de “Primo Carnera”.
Es de sobra conocido el protagonismo del
“olifante” de Rolland, cuando este caballero lo hizo sonar en los Pirineos para
pedir ayuda a su señor Carlo Magno. Lo que pasó es que los navarros ¡le dieron
una tunda a Rolland que pa qué! y cuando llegó Carlo Magno con su ejército, en
socorro de Rolland, ya no quedaba ni uno sano. Ni Rolland, ni ninguno de sus
hombres, aunque en el célebre poema de “La Chandon de Rolland” se dijera que
los atacantes eran moros.
de los mamuts, supongo
que no serían del mismo tamaño, claro (porque si no, para colocar aquello
dentro de la gruta o poblado, o lo que fuera, se tendría que salir toda la
tribu a la intemperie). En Roma aquellos cuernos de bronce ya se conocieron con
el original nombre de “Cornu”, y estaban destinados a ser tocados en los
ejércitos. Eran semicirculares, y tenían un travesaño que utilizaban para
apoyarlo en el hombro, y que tanto hemos visto en los desfiles de soldados en
las películas de romanos. Es en la Edad Media cuando aparecen los famosos
“olifantes”. Venían de oriente y eran colmillos de elefantes que podían tener
boquillas de metal para que los labios del soplador no se quedaran como los de
“Primo Carnera”. Es de sobra conocido el protagonismo del “olifante” de
Rolland, cuando este caballero lo hizo sonar en los Pirineos para pedir ayuda a
su señor Carlo Magno. Lo que pasó es que los navarros ¡le dieron una tunda a
Rolland….que pa qué! y cuando llegó Carlo Magno con su ejército, en socorro de
Rolland, ya no quedaba ni uno sano. Ni Rolland, ni ninguno de sus hombres,
aunque en el célebre poema de “La Chandon de Rolland” se dijera que los
atacantes eran moros.
La Trompa francesa se
impuso a las alemanas, y comenzó a emplearse en las orquestas. A finales del Siglo
XVII es ya prácticamente como la de hoy, pero sin pistones ni nada por el
estilo; que era una Trompa Natural.
En 1753 el Trompista “Hampel” pone tubos
suplementarios y curvados a la Trompa Natural para, de esa manera, extender o
acortar el tubo, y comienza a tocar introduciendo la mano derecha en el
pabellón de la Trompa, de modo que así podía regular la columna de aire y de
sonido, bajando medio tono a cada nota que podían dar aquellas Trompas, y
variando también, de esa manera, el timbre (lo que se conoce como “sonidos
tapados”).
Poco a poco se producen otros avances en la técnica de tocar la
Trompa, aunque continuaba siendo un instrumento dificilísimo de tocar. En 1815,
con Blühmel y Tölzel, aparecen las primeras Trompas con pistones. Son ya Trompas
con un amplio abanico de notas.
El trombón
Los antecedentes más
remotos del Trombón, lógicamente son los mismos que los de los demás
instrumentos de Viento-Metal.
Ya en la Edad Media pudo haber antecedentes del Trombón
de Varas actual, que apenas se distinguía de la Trompeta, como la “Tromba de
Tirarsi” o el “Saqueboute” (saca y mete) francés.
En 1484 Tinctoris menciona ya
el nombre de “Sacabuche” o “Tuba ductilis” para designar la Trompeta baja,
llamada “Trombone” por los italianos.
En España predominó el nombre de
“Sacabuche”, y en Italia el de “Trombone”, que todavía se utiliza hoy. En el
Renacimiento el Trombón consiste en dos tubos paralelos comunicados entre sí
por medio de otro tubo con
forma curvada, que se puede deslizar hacia adentro o hacia fuera de los otros dos
tubos, acortando o alargando, de
esa manera, el recorrido de las ondas sonoras, con lo que se conseguía dar todas las
notas de una escala cromática,
y era y es un sistema ideal para hacer “glisandos”.
Durante el Siglo XV, por su sonoridad grave y ceremoniosa,
se suele emplear en las iglesias y en ceremonias reales, dejando el uso de las
Trompetas sólo para actividades militares.
En el Siglo XVI, en Italia, el Trombone es introducido por
Giovanni Gabrielli, en la orquesta, aunque cuando adquiere más importancia
orquestal es con Monteverdi, que lo incorpora a la orquesta de su ópera “Orfeo”
en 1607.
Aún así, se puede decir que el Trombón se usa bastante poco durante
todo el Siglo XVII; o sea, en el Barroco y el Clasicismo. Tuvo que llegar
Beethoven para que el Trombón tomara carta de naturaleza en la orquesta, llegando
a adquirir verdadera importancia con compositores como Berlioz o Wagner en la
segunda mitad del Siglo XIX.
En el mismo Siglo se aplicaron los pistones de la
Trompa y de la Trompeta al Trombón, pero el que se sigue usando, generalmente,
es el Trombón de Varas.
La tuba
La Tuba empleada normalmente
en la orquesta proviene de la Trompa grave, de llaves, también llamada “Oficleido”.
En Berlín, en 1835, un constructor de instrumentos llamado Moritz, creó la
primera Tuba con pistones de gran tamaño.
En la evolución de la
Tuba también tuvo algo que ver Adolphe Sax al construir la familia de los “Saxhorns”,
cuyos dos miembros contrabajos son el “Bombardón” y la “Tuba contrabajo”.
El
resultado final de toda la evolución de una serie parecida de instrumentos es
la Tuba que se emplea en las orquestas. Tiene de tres a cinco pistones, y es el
mayor y más grave de los instrumentos de Viento-Metal.
Instrumentos de percusión
Clasificación Mucha
gente piensa que los instrumentos de “Percusión” son aquellos que suenan cuando
se les golpea…., así de simple. ¡Pero no! No todos los instrumentos que suenan
cuando se les golpea son de Percusión. A fin de cuentas un “Salterio”,
“Cimbalón”, “Piano”, etc., son instrumentos percutidos, pero se les considera
de cuerda, ya que suenan cuando se les percute con unos macillos. Y por otro
lado hay instrumentos de Percusión que suenan cuando se les golpea, raspa,
sacude, etc.
En primer lugar los dividiremos
en dos grupos:
1º Los “Idiófonos”.
Los que son de un material duro, pero con
capacidad para dar algunas vibraciones.
Dentro de este grupo podemos hacer la
siguiente clasificación:
a) Los que suenan cuando se les golpea, ya sea entre
sí (“Castañuelas”, “Claves”, “Platillos”, “Látigo”, etc.) ya sea golpeándolos
con una baqueta (o sea, un palo) mazo o macillo, varilla, etc…(Estos son
“Triángulos”, “Caja China”, “Xilófono”, “Campañas o Carillón”, “Gong”, etc.) o
con algún mecanismo. (“Celesta”, “Glockenspiel”).
b) Los que suenan cuando se
les sacude (“Cascabeles”, “Sonajas”, “Sistros”) y los que suenan cuando se les
puntea (“Caja de Música”, “Guimbarda”, etc.).
c) Los frotados, ya sea con un
Arco, ya sea con las manos, etc. (Por ejemplo la “Armónica de Cristal”; o sea,
copas llenas de líquido y frotadas los bordes con las yemas de los dedos
mojadas. Un plato frotado con un Arco, etc.).
Todos los instrumentos
citados anteriormente, y otros de la familia de los “Idiófonos” pueden ser, a
su vez, de sonido indeterminado, como las “Castañuelas”, “Triángulos”, “Gong”,
“Cascabeles”, “Sonajas”, etc., o de sonido determinado (es decir, dando notas
diferentes) como el “Xilófono”, la “Marimba”, la “Celesta”, el “Glockenspiel”,
la “Caja de Música”, etc.
2º Los “Membranófonos”.
Son los que tienen un parche
o membrana tensada. Antiguamente se empleaba la piel, y hoy puede ser de otro
material, como el plástico.
a) Golpeados. De sonido determinado (los
“Timbales”. De sonido indeterminado (“Bombo”, “Gran Caja”, “Caja”, “Tambor”,
Pandereta”, etc.).
b) Soplados. El “Mirlitón”, que es un pequeño tubo con una
membrana pegada en los dos extremos, y con orificios cerca de un extremo,
donde, al cantar por ellos, se produce un sonido peculiar.
La historia de los
instrumentos de percusión puede que comenzara antes que la de los demás
instrumentos, porque golpear algo con un objeto es uno de los actos más
primarios que puede haber hecho el hombre. Para que eso se convirtiera en un
instrumento musical naturalmente tuvo que haber ya cierta intencionalidad en
ese acto. Es posible que el primer instrumento de Percusión fuera un tronco
hueco, al que algún hombre golpeara distraídamente, y gustándole el sonido, lo
reprodujera ante su grupo. Luego se darían cuenta de que según fuera el tamaño
del tronco, el sonido cambiaría, y juntaran varios troncos huecos para
golpearlos indistintamente. Uno de los instrumentos de Percusión más antiguos
es una especie de “Carraca” construida con hueso proveniente del Magdaleniense
(15.000 -10.000 A de C) y que fue encontrada en Francia. También del mismo
período, y en Francia, se encontró un “Rombo”, pequeña placa sonora que hoy
todavía, con la misma forma, utilizan algunas tribus australianas. Los Tambores
hechos con barro (los “Crótalos” y las “Sonajas” de cerámica) aparecen en el
Neolítico (3.000 -1.800).
El “Sistro” es un
pequeño Arco con trozos de metal insertados en alambres, que al sacudirlos
entrechocan, o las “Castañuelas”. Se emplean en Mesopotamia y en el Antiguo
Egipto. Los “Timbales” en Babilonia, y las “Campanas” y “Tambores” en Asiria.
En la Antigua Grecia y en Roma se emplean los “Kymbala” (“Címbalos”), “Krótala”
(“Castañuelas”), pequeños “Tambores” (“Tympanon”), “Gongs”, etc. En la Edad
Media se emplean ya multitud de instrumentos de Percusión, como “Tambores” de
todos los tamaños, “Címbalos”, “Panderetas”, “Campanas”, e incluso el
“Xilófono”. En el Renacimiento los “Timbales” son grandes, la base metálica
tiene forma de la mitad de una esfera, cubierta por una piel tensada, que según
el grado de tensión da una nota u otra. Tanto los “Tambores” como los
“Timbales” generalmente formaban parte de los grupos musicales militares, pero
dado el gran peso de los “Timbales” los timbaleros los llevaban a caballo, uno
a cada lado del caballo, como contrapeso.
El uso de los “Timbales”
se extendió rápidamente, y como requerían de caballos para poder
transportarlos, constituyeron un signo de poder, de tal manera que en el norte
de Europa, aunque tuvieras un caballo y unos timbales, no podías utilizarlos si
no eras un noble, si no poseías, por lo menos, el título de barón. Los
“Timbales” formaron parte de la orquesta en el llamado “Barroco Colosal” a
partir de 1628, cuando Orazio Benevoli estrena su “Misa Salisburguensis” en la
que participaban más de cien músicos divididos en dos coros dobles, cinco
orquestas, y un gran continuo (grupo rítmico que servía de base armónica). Los
“Timbales” se introdujeron en la música militar francesa al apoderarse las
tropas de los timbales de los enemigos. De esta manera los conocieron y se
habituaron a ellos. Durante el reinado de Luis XIV, Alain Manesson escribió:
“El timbalero debe ser un hombre valiente y preferir morir en el combate antes
que dejarse apresar con sus timbales”. Así se explica que los timbaleros
tuvieran la misma importancia en la batalla que el abanderado.
Hay un grupo de
instrumentos de Percusión que no se incorporaron a las bandas militares, y más
tarde, a las orquestas, hasta las guerras que se mantuvieron en Europa, sobre
todo en Austria, contra los ejércitos del imperio otomano desde el Siglo XVII.
Estos instrumentos turcos eran ruidosos y de sonido indeterminado, como el
“Triángulo”, los “Platos”, el llamado “Sombrero Chino”, una especie de pértiga
adornada en su punta por una luna en cuarto creciente llamada “Croissant” en
Francia y con unos aros metálicos de los que colgaban cascabeles y campanillas
que sonaban cuando se sacudía la pértiga. Estos grupos de instrumentos se
emplearon en fragmentos de obras llamadas “Alla turca” como la “Sinfonía Militar”
de Haydn, o la Ópera “El Rapto en el Serrallo” de Mozart. Posteriormente, a
comienzos del Siglo XIX, se incorporaron de manera definitiva a la orquesta
sinfónica, menos el “Sombrero Chino”, que sólo se integró en la orquesta a
finales del Siglo XIX de la mano de los Impresionistas.
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